A través de la estrategia Taller Escuela de Producción de Viche y de la voz del maestro Onésimo González, se da a conocer a los jóvenes el proceso y la importancia del viche o charuco, como se le conoce en el Pacífico sur, para el desarrollo económico y cultural de la región.
Esta bebida tradicional, ancestral y artesanal, producto de la destilación de la caña de azúcar, definida por sabedoras y sabedores como una bebida espirituosa que evidencia los conocimientos ancestrales, costumbres, buenas prácticas en el territorio; está presente desde el nacimiento hasta la muerte y representa su importancia en cada momento de la vida de la comunidad.
Las dinámicas asociadas a la destilación y producción de Charuco, han sido base para la subsistencia de las comunidades negras del Pacífico colombiano. Esta práctica ancestral cultivada por los pobladores de Soledad y San Antonio de Curay en Tumaco, pervive gracias a la familia González Biohó, que se ha dedicado a este oficio desde hace más de cinco décadas, por esta razón, el maestro Onésimo González, es uno de los sacadores de viche más reconocidos a nivel nacional, por la calidad de su producto.
Desde la Escuela Taller de Tumaco y a partir de la estrategia para la salvaguardia para los oficios tradicionales en Colombia, se fomenta el relevo generacional en cuanto a la formación de jóvenes productores de Viche, iniciativa orientada por el maestro Onésimo González, quien se esmera por transmitir de manera clara y dedicada estos conocimientos.
Los jóvenes que formaron parte de este proyecto, son guardianes del patrimonio vivo de la comunidad, conociendo las prácticas que hacen del viche una bebida de calidad, representativa de los pueblos afro y producida directamente en el territorio.
Foto: cortesía de Revista Vive Afro